miércoles, 30 de noviembre de 2016

Puzzles

Los puzzles son una herramienta estupenda para trabajar un montón de aspectos diferentes. Sirven para mejorar la psicomotricidad fina, la coordinación óculo – manual, la visión espacial, el pensamiento lógico, la atención, la discriminación y la percepción, etc. Cuando estamos a su lado hablando y narrando lo que hacemos y lo que aparece en el puzzle, estaremos trabajando también el lenguaje.
Muchas de las habilidades que hemos mencionado, serán imprescindibles para aprender a leer y escribir. De hecho Mª Victoria Troncoso y Mª Mercedes del Cerro, en su libro "Síndrome de Down: lectura y escritura", consideran este tipo de actividades, como la realización de puzzles y otras, como actividades necesarias en cualquier programa de aprendizaje de la lecto – escritura. El libro de estas autoras está accesible de forma libre y gratuita en la web (pinchad en el enlace).
En los niños y niñas que no tienen síndrome de down puede empezarse a trabajar con puzzles a partir del año y medio, aproximadamente, dependiendo su propia evolución y madurez. Con Martín empecé a los dos años y pico. No pasa nada si te adelantas y le presentas a tu hijo o hija un puzzle antes de que esté preparada, quizás en lugar de intentar ensartar las piezas se las lleve a la boca y las muerda, pero en cualquier caso estará aprendiendo, incluso aunque sólo vea cómo las insertas tu. Si no hace ni caso es su forma de decirte que es pronto. Ellas y ellos son los mejores medidores del momento ideal.
El tipo de puzzle variará en función de la evolución de cada niño y también de lo que queramos trabajar. Si lo que queremos es ejercitar la pinza digital, por ejemplo, los puzzles de madera con asideros para agarrar las piezas son ideales. En cambio si queremos priorizar el desarrollo de las capacidades intelectuales, será mejor emplear puzzles interactivos con pantalla digital, que no requieren tener un buen agarre o una buena psicomotricidad fina. Se pueden ir combinando y utilizando los de diversos tipos. Como dicen Troncoso y del Cerro en su libro, no debemos confundir nuestro objetivo educativo general “desarrollar capacidades” con la ejecución de actividades concretas. Es decir, queremos desarrollar la pinza digital, por ejemplo, pero no es imprescindible hacerlo agarrando los asideros de los puzzles de madera, se puede trabajar cogiendo pequeñas tizas, o bolitas, o comiendo garbanzos con los dedos... Si a a la niña o al niño no le gustan los puzzles de madera con manguitos pues no hay porqué insistir. Del mismo modo si les cuesta demasiado manejarse con las manos, igual se niegan a hacer puzzles de cualquier tipo (al unirse dos dificultades, la cognitiva y la manipulativa) y en ese caso no pasa nada por trabajar los puzzles sólo en formato digital en la tablet y trabajar las destrezas manuales con otros juegos más sencillos que no requieran, además, un especial esfuerzo mental, como meter las bolitas del bingo en el bombo o monedas en una hucha. De hecho, con los niños y niñas con down, está especialmente recomendado utilizar una tablet para muchas actividades, ya que su desarrollo cognitivo va por delante de la destreza manipulativa a edades tempranas.
En el libro de Maryanne Bruni, Fine Motor Skills for Children with Down Síndrome, del que ya he hablado en otra entrada, está estupendamente explicado el tipo de puzzles que hay y cómo trabajar con ellos para desarrollar la psicomotricidad fina.

De menor a mayor dificultad tenemos los siguientes tipos de puzzles:

  • Puzzles de inserción de madera con asideros grandes para encajar piezas grandes. Se les puede enseñar primero a quitar una sola pieza y volverla a poner. Mientras lo hacemos vamos hablando “ponemos la manzana”...
  • Puzzles gruesos de dos piezas que se unen con imanes.
  • Puzzles de espuma.
  • Puzzles de tres piezas que se unen sobre un tablero imantado. Podemos empezar colocando nosotros dos de las piezas y pidiéndole que coloque la tercera.
  • Rompecabezas de madera con piezas que se ajustan para hacer una imagen.
  • Puzzles de inserción de madera con asideros más pequeños y piezas más pequeñas. Son muy útiles para trabajar la pinza digital. Los hay que debajo de la pieza tienen el mismo dibujo, en lugar de sólo la forma y son más fáciles para empezar. De esta forma se trata sólo de emparejar imágenes iguales y conseguir encajar físicamente la pieza en su sitio. Los que no tienen el dibujo obligan a intentar identificar la silueta. Se empieza con los más fáciles y se va complicando. También los hay con figuras claramente diferentes en tamaño y forma y otros con piezas mucho más similares, que obligan a esforzarse más en la discriminación. Los hay con sonido al ensartar las figuras, que son muy motivadores.
  • Puzzles interactivos digitales.

  • Puzzles con piezas entrelazadas sin marco ni borde. Ya se trate de espuma, madera o cartón, este tipo de rompecabezas también viene en todos los niveles de dificultad, según el número y tamaño de sus piezas.


Yo también fui elaborando una especie de puzzles caseros para la bañera:

  • Se compra un cuadernillo de estos de pegatinas, en los que se debe colocar cada pegatina en su silueta.
  • Se pegan las pegatinas en un plástico de plastificar, se plastifica y recortan.
  • Se plastifica también la lámina con las siluetas.
  • Las piezas plastificadas tienen la ventaja de que se pegan al estar húmedas. Se coloca la lámina en los azulejos pegándola sólo con agua y la niña o el niño deben colocar en su sitio las pegatinas plastificadas simplemente humedeciéndolas. Con este procedimiento pueden pegar ropa en muñecas recortables, partes de la cara en un rostro sin ojos, boca, etc, pueden pegar animales en sus siluetas, etc.
De este tipo de material casero para la bañera hablé en esta entrada.

Los puzzles son algo complicado de realizar. No debemos buscar “la perfección”, sino que debemos centrarnos en pequeños objetivos y mantener alta la autoestima del niño y su motivación.
Podemos trabajar con puzzles de muy diferente grado de dificutad de distinta manera según el objetivo que estemos buscando. Por ejemplo, yo en este momento (5 años) con Martín trabajo puzzles de muy diferentes niveles con distintos objetivos:

  • Puzzles muy sencillos de sólo dos piezas que hace él de forma autónoma. El objetivo es afianzar su autoestima y trabajar la psicomotricidad fina al engarzar las piezas. Suelo ponerle muchas piezas diferentes delante para que tenga que fijar la atención y discriminar. Por ejemplo si son puzzles de dos piezas de distintos animalitos, le pongo las dos piezas de 4 o 5 animalitos distintos para que tenga primero que discriminar qué piezas corresponden al mismo puzzle. Si tengo tiempo aprovecho para trabajar vocabulario.
  • Puzzles de 4 a 6 piezas que hace con poca ayuda.
  • Puzzles de 20 piezas que hace con mucha ayuda. En estos el objetivo es trabajar la psicomotricidad fina y la capacidad de encontrar partes que pertenecen al mismo objeto, ser o personaje; por ejemplo en un puzzle de 20 piezas de Peppa Pig, identificar trocitos de Peppa, aunque todavía no acierte siempre a unirlos. Le doy muchas pistas verbales y físicas, incluso coloco las piezas próximas para que le resulte fácil encontrarlas. También estoy empezando a intentar que se de cuenta de que las piezas de los extremos son planas o tienen forma de esquina. Son puzzles que ayudan a trabajar mucho el vocabulario, al interaccionar con el niño y explicarle lo que vamos encontrando.

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